La reflexión
Una de las habilidades de pensamiento es la reflexión. El hecho de reflexionar sobre lo que se está aprendiendo y sobre todo cómo se está aprendiendo, ayuda a aprender mejor.
Prácticamente todas las actividades y tareas deben tener unos momentos, ya sea antes, durante o después, donde los alumnos reflexionen y de ese modo comprendan el porqué de lo que están haciendo, qué relación tiene con su conocimiento previo o qué preparación se les ofrece para adquirir nuevos conocimientos.
Incluso cuando trabajan en grupos debe haber una reflexión y evaluación de sus actuaciones y resultados. Una vez que se termina el trabajo, tiene que existir una evaluación del mismo por los propios componentes y por el profesor. ¿Qué se ha hecho bien? ¿Y qué no se ha hecho tan bien y se debe cambiar para la próxima vez y de qué manera? A la vez se debe cultivar la resiliencia para superar lo que nos sale mal y aprender de nuestros fallos.
Estas actividades de reflexión que realizamos en clase con nuestros alumnos pueden ser desde preguntas cortas y orales en clase sobre lo que estamos trabajando a recursos más extensos como un diario o blog de clase personal donde el alumno vaya anotando lo que va aprendiendo y cómo lo va aprendiendo. Lo importante es que estas actividades sean significativas para ellos y que no se conviertan en un formulario que rellenan de forma automática después de cada unidad. De ser así, este tipo de rutina es contraproducente y no ayuda al aprendizaje e incluso desmotiva al alumno hacia las actividades de reflexión.
Un ejemplo (extraido del Método DIVERSO/SGEL) al terminar una unidad: